La Discusión del Santo Sacramento, primera obra de Rafael, en el Vaticano, 1508. Este gran hombre sabe dar gracia incluso a unos teólogos discutiendo. ¡Cuánto genio hacía falta para inventar esta gracia! Es persuasión, unción, candor. Hay varias cabezas de jóvenes obispos que nos gustan mucho. “¡Qué lástima que Rafael no pintara las tragedias de Shakespeare!”, decían ayer.
(página 85).
El influjo italiano en la pintura de Luis de Morales
Hace 11 años
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