martes, 29 de septiembre de 2009

El ángel de Castel Sant' Angelo

El carcelero de Castel Sant’ Angelo nos ha hecho notar varios estrechos pasadizos en el espesor del muro de esta inmensa masa redonda. Quizá los antiguos colocaron aquí tumbas, o bien servían de comunicación entre los diversos pisos. Aquí tomó Inocencio XI la urna de pórfido que guarda sus restos en San Juan de Letrán. Por orden de Paulo III, fue adornado con pinturas y estucos el pórtico situado hacia el lado del campo. Este papa, queriendo justificar el nombre de esta fortaleza, hizo poner en lo alto del edificio una estatua de mármol representado un ángel con una espada desnuda en la mano. Esta obra de Raffaelle da Montelupo fue reemplazada, en tiempos de Benedicto XIV, por una estatua de bronce que inspiró esta bella respuesta a un oficial francés sitiado en dicho fuerte durantes nuestras guerras de Italia: “Me rendiré cuando el ángel meta su espada en la vaina”.

Este ángel tiene el aire cándido de una muchacha de dieciocho años. Y está deseando meter la espada en la vaina.

Esta estatua es del flamenco Wanschefeld….

Es lo que escribe nuestro autor el 1 de junio de 1828, en la página 279 de nuestra edición.

Autor de la imagen: Flanker


domingo, 6 de septiembre de 2009

Tumba de Clemente XIII (Canova)

“Carlo Rezzonico, Clemente XIII, es más conocido por los extranjeros que ningún otro papa. Debe su gloria a su tumba, obra maestra de Canova. Clemente XIII sucedió, el 6 de julio de 1758, al inmortal Lambertini; tuvo buenas intenciones sin ningún talento. Esto no lo reconocen los jesuitas, que tomaron bajo su protección la memoria de este papa porque en el momento en que la compañía acababa de ser proscrita en Portugal y en Francia, Clemente XIII confirmó todos sus privilegios en la bula Apostolicam; en ella hace el elogio más pomposo de los servicios que los buenos padres han hecho a la Iglesia. (Las bulas no tienen títulos y se designan con la primera palabra del texto.)

Lorenzo Ganganelli, que tomó el nombre de Clemente XIV, sucedió en 1769 a Clemente XIII…”

Palabras de Stendhal en la página 431 de la edición que nos acompaña.