
“Carlo Rezzonico,
Clemente XIII, es más conocido por los extranjeros que ningún otro papa. Debe su gloria a su tumba, obra maestra de
Canova. Clemente XIII sucedió, el 6 de julio de
1758, al inmortal
Lambertini; tuvo buenas intenciones sin ningún talento. Esto no lo reconocen los jesuitas, que tomaron bajo su protección la memoria de este papa porque en el momento en que
la compañía acababa de ser proscrita en Portugal y en Francia, Clemente XIII confirmó todos sus privilegios en la bula
Apostolicam; en ella hace el elogio más pomposo de los servicios que los buenos padres han hecho a la Iglesia. (Las bulas no tienen títulos y se designan con la primera palabra del texto.)
Lorenzo Ganganelli, que tomó el nombre de Clemente XIV, sucedió en
1769 a Clemente XIII…”
Palabras de Stendhal en la página 431 de la edición que nos acompaña.
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